El jamón español poco a poco va ganando popularidad en la mesa de las familias chinas. Y en Nanning, los restaurantes españoles son cada vez más concurridos. El gazpacho, el jamón ibérico y la paella ya no son exclusivos de aquellas tierras lejanas: han cruzado el océano y se han convertido en una conexión deliciosa entre ambos pueblos.
Como contrapartida del aroma del jazmín, que llega desde Guangxi a través del mar, los jamones murcianos también cruzan el océano para deleitar los paladares de los comensales chinos.
«Empezamos a exportar en el año 90 y ahora ya supone la exportación en torno al 25% de nuestros ingresos. Estamos en más de 82 países, y bueno, la verdad es que la relación con China es muy buena. Vemos que en China a lo que vamos a ir es evolucionando hacia el producto con valor añadido. La verdad que es una relación de 50 años de ambos países, y tenemos mucho, mucho que compartir. Ese ícono que tiene Nanning, por ejemplo, con el jazmín. El jazmín suena a jamón y el jamón suena a jazmín. Al final esa mezcolanza de culturas que aun siendo lejanas somos próximas», dijo Rafael Fuerte, gerente de El Pozo.
El jamón español poco a poco va ganando popularidad en la mesa de las familias chinas. Y en Nanning, los restaurantes españoles son cada vez más concurridos. El gazpacho, el jamón ibérico y la paella ya no son exclusivos de aquellas tierras lejanas: han cruzado el océano y se han convertido en una conexión deliciosa entre ambos pueblos.
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