Este 18 de diciembre marcará un nuevo hito en la estrategia de reforma y apertura de China con la entrada en vigor de las operaciones aduaneras independientes en toda la isla de Hainan, en el sur del país. Este nuevo régimen aduanero, lejos de ser una medida de tipo meramente técnico, encorsetada en el ámbito fiscal, es una táctica de aspecto integral en la que se consolida al Puerto de Libre Comercio de Hainan como un laboratorio de pruebas que resultará clave para la apertura de alto nivel de China, así como una plataforma de valor para el comercio, la inversión y una aún mayor integración de China en las cadenas de suministro globales.
Este nuevo sistema introduce una arquitectura aduanera eficaz y transparente, que hará que la entrada de mercancías a Hainan desde el extranjero sea más fluida, con unos procedimientos simplificados y rápidos, y un alcance mucho mayor de productos libres de aranceles. Al mismo tiempo, el tránsito de bienes entre Hainan y el resto del país seguirá sujeto a controles regulados que permitirán garantizar un equilibrio perfecto entre un alto grado de apertura y la seguridad económica.
La ampliación de productos libres de aranceles es uno de los cambios estrella con la entrada del nuevo régimen. Es una medida que reducirá los costes de importación de forma directa. También incrementará la competitividad de las empresas instaladas en la isla y estimulará la llegada de materias primas, equipos industriales y bienes intermedios. Para China, en su conjunto, supone un salto de calidad importante hacia la eficiencia de su comercio exterior y también un paso firme hacia estándares más elevados de liberalización.
El régimen también favorece el desarrollo industrial de la isla. Los productos importados que incorporen al menos un 30 % de valor añadido tras su procesamiento en Hainan podrán acceder al mercado del resto de China libre de aranceles. Este incentivo está diseñado para atraer industrias de transformación, logística avanzada y servicios modernos, fomentando de esta manera la creación de cadenas de valor completas dentro de la provincia. Hainan deja así de ser solo un punto de entrada de mercancías para convertirse en un nodo productivo con capacidad real de irradiar crecimiento al resto del país.
Si adoptamos una perspectiva más amplia, podremos ver que las operaciones aduaneras independientes refuerzan el papel de China como defensora del libre comercio a nivel mundial, así como de la cooperación económica internacional en medio de un contexto global cargado de incertidumbre. La experiencia con Hainan envía una señal clara y explícita a los sectores financieros y a los mercados: la apertura de China no es algo coyuntural, no es algo que dependa del capricho de los legisladores de turno a nivel personal, sino que es política de Estado, algo totalmente estructural y que se apoya en reformas concretas, cuantificables y graduales.
Para Hainan, en concreto, los beneficios irán mucho más allá de las meras cifras comerciales. Este régimen aduanero contribuirá a crear un contexto en la isla en el que se podrá impulsar el empleo de calidad, se atraerá talento internacional y se acelerará la modernización de todas sus infraestructuras. Para el resto de China, Hainan se consolida así como una puerta al mundo y como un modelo replicable de apertura de alto nivel. A partir del 18 de diciembre, el país da un paso más en su apuesta por un libre comercio más dinámico, equilibrado y sostenible.
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