• 15 de diciembre de 2025 23:54

China inaugura en Hainan un proyecto de apertura de mayor alcance

Por Gabriel Salgado

Una fecha clave en la historia de la apertura china

El 18 de diciembre no es una fecha cualquiera en China. Aquí, en la isla tropical de Hainan, la fecha remite a una historia que inició hace casi medio siglo. Fue un 18 de diciembre de 1978 cuando China inició su proceso de reforma y apertura; hoy, en ese mismo día, Hainan activa oficialmente su operación aduanera independiente y se convierte en el laboratorio más ambicioso del país para una apertura de nuevo tipo.

Desde el extremo sur de China, donde el mar, el viento y la vida cotidiana parecen ajenos a los grandes debates geopolíticos, lo que está en juego va mucho más allá de una medida técnica. Hainan pone a prueba un nuevo sistema comercial, pero lo más importante es que China está proponiendo una forma distinta de relacionarse con el mundo: más abierta, más integrada y, al mismo tiempo, con reglas y regulaciones cuidadosas que permiten que el desarrollo se de en un marco de estabilidad.

 Hainan como escenario de un nuevo modelo de apertura

Foto: Contenedores del puerto de Yangpu, en Danzhou, provincia de Hainan. /VCG

Para quienes miran a China desde afuera, Hainan ofrece una imagen poco habitual. No encaja en la imagen industrial del país ni de sus megaciudades, sino que es un territorio que apuesta por el turismo, la cultura, la innovación, la tecnología y la calidad de vida como parte central de su estrategia de desarrollo.

La operación aduanera independiente que entra en vigor hoy en Hainan no es una ocurrencia reciente ni una medida aislada. Su origen está en 2018, cuando el Gobierno central decidió convertir a toda la isla en un Puerto de Libre Comercio y le otorgó un mandato de reforma de alcance nacional. Desde entonces, el proceso ha avanzado de forma gradual: primero el diseño institucional, luego el marco legal, y finalmente la infraestructura técnica necesaria para que el sistema funcione sin riesgos.

 De la decisión política al marco legal y técnico: El sistema de tres líneas

Foto: «Puerto de segunda línea» (mercancías). Área de inspección centralizada del puerto Xinhai de Haikou, provincia de Hainan /VCG

En 2020 se publicó el Plan Maestro del Puerto de Libre Comercio de Hainan, que fijó una hoja de ruta clara hasta 2025. En 2021, la Asamblea Popular Nacional aprobó la Ley del Puerto de Libre Comercio de Hainan, y estableció la base jurídica para una fiscalidad diferenciada y para la futura frontera aduanera «virtual» entre la isla y la parte continental de China. A partir de ahí, la prioridad fue preparar el terreno: puertos, sistemas de inspección, plataformas digitales y mecanismos de control capaces de sostener una apertura real sin afectar al mercado interno.

El resultado es un modelo operativo sencillo en su concepto, pero exigente en su ejecución. Hainan pasa a funcionar con una primera línea abierta hacia el exterior, una segunda línea regulada hacia la parte continental de China y libre circulación dentro de la isla. 

La primera línea conecta a la isla directamente con el exterior y concentra la mayor parte de los incentivos. Este sistema opera a través de ocho puertos habilitados, que incluyen puertos marítimos y aeropuertos internacionales, por los que pueden ingresar mercancías procedentes de otros países y regiones con procedimientos simplificados.A partir del 18 de diciembre, el catálogo de productos que pueden entrar en Hainan con arancel cero se amplía de forma sustancial: pasa de unas 1.900 partidas, que representaban alrededor del 21% del total, a cerca de 6.600 partidas, aproximadamente el 74% de los bienes importables. Para estos productos, se eximen los aranceles, así como el impuesto al valor añadido y el impuesto al consumo recaudados en la etapa de importación, siempre que se utilicen dentro de la isla o cumplan posteriormente las condiciones para su salida. En la práctica, Hainan adopta un enfoque de lista negativa: todo está permitido salvo que figure expresamente en las listas.

La segunda línea es la que conecta a la isla con el resto de la China continental y actúa como el principal mecanismo de regulación. Este tránsito se gestiona a través de diez puertos específicos, diseñados para concentrar la inspección y el control aduanero de las mercancías que salen de Hainan hacia otras provincias. La regla central es la del valor añadido: los bienes que hayan entrado por la primera línea con beneficios fiscales sólo pueden acceder al mercado de la parte continental sin pagar aranceles si han generado al menos un 30 % de valor añadido en Hainan mediante procesos reales de producción, ensamblaje o transformación. En caso contrario, pueden salir de la isla, pero deben tributar conforme a la normativa general de importación. De este modo, la segunda línea garantiza que la apertura se traduzca en inversión y actividad productiva, y no en simples operaciones de reventa aprovechando el arbitraje fiscal.

La tercera dimensión es la más invisible, pero también la más cotidiana: la libre circulacióndentro de la isla. Una vez que personas, bienes o capitales han entrado legalmente en Hainan, pueden moverse sin restricciones entre ciudades, puertos y parques industriales. No hay controles internos ni fragmentación territorial. Esto permite que la isla funcione como un único mercado integrado, algo esencial para atraer proyectos en sectores como logística, turismo, servicios modernos, cultura o innovación tecnológica.

Este sistema de tres líneas explica por qué “operación aduanera independiente” no equivale a aislamiento. Hainan redefine sus fronteras económicas, se abre más hacia el exterior, regula su relación con el mercado interno y elimina fricciones internas. Es una apertura diseñada, no espontánea, que busca maximizar los beneficios de la globalización sin renunciar a la capacidad de gestión del Estado.

 Apertura sin aislamiento

Foto: Tienda libre de impuestos de Haikou, provincia de Hainan. /VCG

 Para los inversores internacionales, Hainan ofrece algo poco habitual: una plataforma desde la que operar con reglas claras y costes reducidos, pero con acceso condicionado al mayor mercado interno del mundo. El régimen de arancel cero en la primera línea, combinado con el umbral del 30 % de valor añadido para acceder al mercado continental, favorece y promueve proyectos productivos reales en áreas como procesamiento, ensamblaje y servicios avanzados. A esto se suman facilidades de tránsito y una política de exención de visado que permite la entrada sin visado a ciudadanos de decenas de países tanto por turismo como por negocios, ferias o intercambios profesionales. Este entorno se refuerza con una agenda estable de eventos y foros internacionales que convierten a la isla en un punto de encuentro global: el Foro de Boao para Asia, la Exposición Internacional de Productos de Consumo de China, el Festival Internacional de Cine de la Isla de Hainan, las actividades vinculadas al polo aeroespacial de Wenchang y una creciente red de ferias sectoriales en turismo, tecnología, consumo y servicios. En conjunto, la isla articula inversión, movilidad y proyección internacional de forma coordinada.

Foto: complejo turístico dedicado al surf en la bahía de Riyue, en Wanning, provincia de Hainan.

Además, el paquete de apertura incluye medidas para facilitar la llegada y gestión de talento extranjero. Por ejemplo, se han ido aplicando criterios más flexibles para permisos de trabajo en Hainan y está prevista una gestión por «lista negativa» para la contratación de extranjeros, con la idea de que, fuera de los puestos expresamente restringidos, el acceso sea más ágil. En paralelo, la isla apoya esquemas más flexibles para perfiles de alto nivel, como compatibilizar empleo principal con proyectos puntuales o emprendimiento bajo ciertos trámites de registro.

Una apertura pensada a largo plazo

Hainan simboliza la confianza de China en su propio camino de apertura. Es una isla que se abre al mundo con reglas claras, infraestructuras modernas y una vocación explícita de intercambio global, y al mismo tiempo refuerza la capacidad del país para gestionar su desarrollo con orden y visión de largo plazo. Para el mundo, representa una puerta tangible a China. Para China, es la demostración de que una apertura de mayor nivel es posible, sostenible y plenamente compatible con su modelo de desarrollo.

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