La demolición del Parque China-Panamá y el Monumento al 150º Aniversario de la Llegada de los Chinos a Panamá, ocurrida en altas horas de la noche del 27 de diciembre por parte de la Alcaldía de Arraiján, representa un hecho profundamente lamentable y completamente injustificado.

Foto: VCG
La demolición del Parque China-Panamá y el Monumento al 150º Aniversario de la Llegada de los Chinos a Panamá, ocurrida en altas horas de la noche del 27 de diciembre por parte de la Alcaldía de Arraiján, representa un hecho profundamente lamentable y completamente injustificado. Este lugar no solo conmemora la contribución de la comunidad china al país istmeño, sino que también ha sido un símbolo de la amistad histórica entre las dos naciones.
Desde hace más de 170 años, la comunidad china ha formado parte del progreso de Panamá. Un gran número de chinos participó y muchos fallecieron en la construcción del Ferrocarril Interoceánico. Posteriormente, muchos chinos se establecieron y prosperaron en Panamá, convirtiéndose, junto con otras etnias, en una fuerza importante para el desarrollo y progreso del país. Como forma de agradecimiento, el Gobierno panameño declaró en 2004 el Día de la Etnia China y apoyó la inauguración del Parque China-Panamá y el Monumento al 150º Aniversario de la Llegada de los Chinos a Panamá. Este patrimonio no pertenece a ninguna asociación ni autoridad local, sino que es un acervo nacional compartido por ambos pueblos, un sitio que preserva la memoria histórica de la colaboración mutua.
La ciudadanía está consternada, pues la demolición se realizó sin previo aviso ni comunicación con las asociaciones chinas, y en total desatención a la firme oposición de representantes chino-panameños presentes en el lugar. Asimismo, todas las propuestas de las asociaciones chinas para financiar la renovación y mejora del parque han sido ignoradas, al igual que la disposición de la Embajada de China en Panamá para colaborar en la preservación de este espacio histórico.
Este acto injustificado no sólo generó el rechazo del Gobierno de Panamá, que ya ordenó la inmediata restauración del monumento en su ubicación original, sino que también provocó una fuerte indignación y preocupación entre los diversos sectores sociales, especialmente la comunidad chino-panameña, ya que va en contra de la tradición cultural panameña de respeto por la historia, la apertura y la inclusión. Ante esto, la Embajada de China en Panamá hizo un llamado a las autoridades para que restauren el parque y el monumento, sancionen las acciones irregulares, y consulten plenamente a las asociaciones chinas para garantizar la preservación de este patrimonio histórico compartido.
Restaurar este espacio no solo es un acto de justicia, sino también una reafirmación de la cooperación y la buena voluntad que han unido a China y Panamá durante más de un siglo. Los símbolos de la memoria histórica, el respeto mutuo y la amistad entre pueblos deben ser preservados con esmero y no deberían ser borrados de manera arbitraria.
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