Si las investigaciones e innovaciones en el campo tecnológico influyen y cambian el modo de ver la vida y la forma en la que la vivimos, en cuanto a procedimientos y facilidades, no es de extrañar que también toque y de lleno el ámbito estético, ya que los inventos no sólo tienen que ser útiles y versátiles en su uso, sino también estéticamente agradables. Y por este motivo y porque los cascos de ciclistas no siempre sientan bien, ni son siempre visualmente atractivos y, además, hay gustos para todo, dos estudiantes de diseño han hallado una solución peculiar.
Al igual que existen chaquetas para motoristas con un sistema de airbag incorporado (la chaqueta tiene un cable que se conecta al manillar de la moto y en caso de accidente cuando el cable se suelta, el airbag de la chaqueta salta y la infla, protegiendo el cuerpo del motorista), los amantes del ciclismo, casual o deportivo, pueden contar con algo parecido. El invento se llama «Hövding» y se trata de una bufanda o collarín que se lleva alrededor del cuello contiene una bolsa de aire que se inflará y protegerá la cabeza del ciclista, en cuanto detecte un cambio brusco en la la velocidad, la altura y el ángulo, a través de varios sensores.
Para saber a qué tipo de lesiones se enfrenta un ciclista y así fabricar el casco-airbag adecuadamente, estas inventoras se apoyaron en la experiencia de médicos especialistas en traumas cerebrales para conocer las lesiones más comunes en los accidentes en bicicleta. El «Hövding» está fabricado en nylon y tarda en inflarse 0,1 segundos, siendo capaz de absorber la mayor parte del impacto del ciclista contra una superficie dura. Este sistema ha de ser cargado cada cierto tiempo para que funcione, al igual que cualquier dispositivo móvil y cubre al usuari@ de accidentes en caídas, pero no puede prever los objetos que lleguen desde arriba.
