• 26 de abril de 2024 10:55

IAs y educación, una relación de amor y odio.

¿Pero, qué está pasando?

Colegios, institutos y universidades de todo el mundo están tomando medidas para impedir que los estudiantes utilicen ChatGPT, la IA de texto generativo de OpenAI, para evitar lo que consideran un uso fraudulento de esta herramienta. Estos han sido los titulares de noticias en todo el planeta.

Por Antonio Sevilla
Desde Australia a España pasando por Nueva York hay muchos docentes que expresan su miedo a esta nueva IA porque va a cambiar radicalmente la educación o, al menos, la evaluación tal y como la conocemos hoy.

Otros muchos, sin embargo, dicen que las IAs van el cambiar la educación, sí, pero de una manera positiva.

Entonces, ¿En qué momento estamos?

Hoy quiero hablaros como profesional de la educación de cómo está la situación de las IAs en el sector, las ventajas, los inconvenientes y sobre todo cómo debería ser una IA para que fuese una herramienta perfecta para la educación.

Lo que está claro es que La inteligencia artificial (IA) está cambiando rápidamente los modelos educativos en todo el mundo, ofreciendo nuevas oportunidades para mejorar la eficiencia y la efectividad del aprendizaje en estos entornos. La IA se puede utilizar para personalizar la experiencia de aprendizaje, automatizar la evaluación, crear materiales educativos y proporcionar información en tiempo real para ayudar a los estudiantes a aprender mejor.

Tanto para estudiantes como para profesores la implementación de estos sistemas de IA en las aulas tendría una enorme cantidad de ventajas:

– Son de gran ayuda resolviendo dudas y generando ideas tanto para los alumnos como para los profesores.

– Ayudan a que los estudiantes desarrollen su pensamiento crítico, es decir que aprendan a pensar. Esto es algo que está defendiendo todo el mundo porque los estudiantes deben contrastar que lo que la IA les está diciendo es correcto. Otra cosa es que, en lugar de contrastarlo, lo crean a pies juntillas como dicen los detractores de las IAs.

– Algo muy chulo es que puedes pedirle a una IA que te hable como si fuese un personaje histórico o el personaje de una obra de ficción y eso es muy interesante para los alumnos porque crea una interacción que de otro modo sería imposible.

– Para los profesores puede ahorrarles muchísimo tiempo, creando contenidos, exámenes, ejercicios, rúbricas…..

– Es capaz de corregir, estructurar y traducir textos.

– Administrativamente hablando también puede reducir mucha carga de trabajo automatizando o agilizando algunas cosas.

– Podría convertirse en una herramienta perfecta para que los profesores puedan corregir y evaluar de una manera mucho más rápida. Además, utilizaría los datos para ofrecer estadísticas sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje a los profesores lo que les ayudaría a tomar decisiones para mejorar dicho proceso.

– He dejado para el final la que yo considero más importante, que no es otra que la posibilidad que ofrece la IA para ofrecer un aprendizaje personalizado a cada alumno.  Las IAs pueden proporcionar retroalimentación inmediata y personalizada a los estudiantes, y adaptarse a su ritmo y estilo de aprendizaje individual.

Esto suena bien, pero ¿Qué hay de malo?

En definitiva, las IAs pueden representar para la educación lo que en su día supusieron la calculadora, el pc, internet, el teléfono móvil o la Wikipedia. Si se sabe usar va a ser una herramienta maravillosa, pero ¿Y si los estudiantes la utilizan de forma fraudulenta?

Mientras que las nuevas tendencias educativas iban hacia el trabajo colaborativo, la utilización de las nuevas tecnologías y el autoaprendizaje del alumnado ahora algunos profesionales del sector educativo están hablando de volver a los exámenes orales y escritos porque si no, se corre el riesgo de no estar evaluando al alumno, sino a una IA que le ha hecho todo el trabajo al alumno. No estamos hablando sólo de un trabajo escrito, sino que todos sabemos que puede ser una presentación en powerpoint, un vídeo o cualquier otro tipo de producción multimedia y lo único que habrá hecho el alumno es pedírselo a una IA. También hay mucho miedo a los posibles sesgos que pueda transmitir la IA a los alumnos, ya sean racistas, religiosos, sexistas o del cualquier otro tipo.

Houston, tenemos un problema.

Ahí creo yo que radica el problema y también la solución. No deberíamos tener miedo al futuro y está claro que la IA es el futuro no solo de la educación, sino de la humanidad.

Lo que tenemos que hacer es aceptarla y poner los medios para que su uso en educación sea productivo y no destructivo.

Eso pasa por formar al profesorado que es parte crucial de la educación y debe seguir siéndolo. No hay que tener miedo a la IA porque debe ser un instrumento de ayuda al profesor, no un sustituto.

Con respecto al alumnado, la solución no es prohibirles el uso de una IA, eso es como ponerle puertas al campo. Lo que hay es que incluirlas en la educación para que aprendan a manejarlas desde un punto de vista ético, y eso se consigue haciendo que el uso positivo y razonable de las IAs sea algo común para ellos desde pequeños. Además, para su futuro será muy importante aprender a comunicarse con las IAs y saber cómo pedirles las cosas. Por lo tanto, cuanto antes se empiece, mejor.

Eso va a ocurrir a medio plazo, pero en los próximos años vamos a tener una generación de profesores que no están preparados para usar las IAs y de alumnos que la han descubierto como ese criado perfecto que te hace las tareas difíciles.

Mi granito de arena, a ver si doy con la tecla.

Esto también hay que solucionarlo y tiene fácil solución. Formación e información para los profesores y para los alumnos. Para estos últimos, además deberíamos tomar medidas para que no puedan “hacer trampas”.

He estado trabajando tanto con ChatGPT como con el Chat de Bing para intentar que me haga diferentes tareas académicas como si yo fuese un alumno.

Aunque siempre hemos dicho que el de Microsoft es más borde, la verdad es que como maestro pienso que es mejor, porque se lo pone difícil a aquellos alumnos que directamente le piden que les haga el trabajo. De entrada, te dice que no, y te manda a paseo. Luego es relativamente fácil de convencer, pero nunca es tan servicial como ChatGPT.

Soy consciente de la potencialidad de las IAs en la educación, pero hago una sugerencia sobre cómo debería actuar una IA ante un alumno que pretende que le haga un trabajo para el colegio.

Yo personalmente he intentado que ChatGPT actuara con ese rol, pero sin mucho éxito.

Debería existir un “modo profesor” en el que la IA cuando le pides información te la fraccione, es decir no te dé toda la información de golpe, sino que te la vaya soltado en partes. Un par de párrafos primero, por ejemplo y antes de seguir te debería hacer una pregunta sobre la información que te ha dado para darse cuenta, primero de que la has leído y segundo de que la has entendido. Si tu respuesta es correcta seguiría facilitándote información y comprobando que realmente estás prestando atención. Es lo que hacemos los maestros a fin de cuentas. Si vas acertando continuamente, cada vez debería darte fragmentos más largos de información porque ya sabe que tú lo estás haciendo bien, que no pretendes “engañarla”.

¿Qué pasa si tu respuesta es incorrecta? La IA debería de intentar explicártelo de otro modo para que lo entiendas y volverte a hacer una pregunta, quizá más fácil esta vez, pero que permita confirmar que estás atento y que entiendes lo que te ha explicado. Si aciertas habría más información. Si no, recibirías un mensaje diciendo que la IA sospecha de que no quieres ayuda para aprender o buscar información, sino que lo que pretendes es que te hagan el trabajo. Aquí se acabó tu intento de que te hagan los deberes sin ningún esfuerzo por tu parte.

Tengo que decir que, tras más de dos horas intentándolo, sólo conseguí buenas intenciones por parte de ChatGPT. Siempre me dijo que iba a seguir el procedimiento que yo le estaba proponiendo, pero al final siempre conseguía engañarla y que me soltara toda la información de golpe. Un par de veces conseguí que me preguntase durante un buen rato para confirmar que estaba atento; incluso conseguí que me explicase de nuevo de una manera más fácil si no acertaba la pregunta que me había hecho, pero nunca conseguí que dejara de darme información. Siempre encontré la forma de engañar a la IA. Si lo he hecho yo lo puede hacer cualquier alumno.

¿La solución que yo propongo es fácil de implementar? Seguramente ya habrá alguien manos a la obra creando una IA para educación que actúe así o de un modo parecido. Controlar cuando es un estudiante quien pregunta y cuando no será el problema a resolver. Quizá debería existir una base de datos académica con un registro de todos los alumnos que la IA debería tener, o cualquier otro modo de saber quién es la persona que me pregunta y si es un alumno o no.

Cuando el alumno esté en casa supongo que será más complicado evitar que se haga pasar por un adulto; pero estoy seguro de que sería muy fácil usar este tipo de IA dentro del centro educativo, donde sí que es posible conseguir controlar quién accede y de qué modo.

Ya sé que lo que estoy proponiendo es imitar lo que haría un maestro, pero es que tengo claro que, aunque la IA tiene muchas ventajas, su mayor defecto es que no es un maestro de carne y hueso y dudo mucho que vaya a serlo.

Deberíamos perder el miedo, abrazar la IA y aprovechar lo que nos ofrece porque, como he dicho antes, todo apunta a que va a ser una ayuda y no un sustituto.