Algo que sigue siendo un mito como medida de control de ruido es el aislamiento acústico de un recinto con los famosos cartones de huevos, los cuales aparentemente resultan ser «muy efectivos». A partir de esta premisa el personal comienza a revestir los muros y techos de sus salas de ensayo o estudios caseros con este material de mínimo rendimiento acústico y de escaso valor estético. Aquí espero explicar de la forma más didáctica posible, la razón de por qué los cartones de huevos sólo sirven para guardar huevos.
Aislamiento y acondicionamiento acústico.
Ambos conceptos señalados más arriba, tienden a confundirse o a creer que se trata de lo mismo. Cuando se habla de aislamiento acústico, nos referimos a tomar las medidas necesarias, con el fin de atenuar los niveles de sonido que pueden ser transmitidos de un espacio a otro, por ejemplo, el típico caso de la sala de ensayo que molesta a los vecinos.
Se deben utilizar materiales con alta densidad (kg/m3) para oponer masa a la onda acústica y que el aislamiento sea efectivo. Así que si pensamos sólo en masa, un cartón de huevos no alcanza a pesar 70 gr. (sin huevos obviamente), creo que no necesitamos comprobación para afirmar que el cartón de huevos no sirve para aislar el sonido que se transmite de un espacio a otro por medio de un elemento divisorio o muro, debido a la escasa resistencia que es capaz de oponer el cartón de huevos en tanto a masa, frente a las ondas acústicas liberadas por una banda de rock.
Corresponde entonces definir el segundo concepto, el cual se refiere a acondicionar acústicamente un recinto, esto se desarrolla definiendo formas y revestimientos de las paredes interiores y techo, de forma que genere las condiciones acústicas necesarias para el tipo de actividad que allí se desarrollará. Cabe señalar que las reflexiones no son los únicos criterios que se toman en cuenta al momento de acondicionar acústicamente un recinto, además tenemos el tiempo de reverberación, la geometría del recinto, etc… Sin embargo, para el caso que nos convoca, nos centraremos, sólo en la absorción de la onda reflejada.
Indaguemos ahora en las propiedades del cartón de huevos como absorbente acústico. Comparemos la forma de un panel de espuma absorbente con la de un cartón de huevos. A primera vista son muy similares en su forma, por lo que puede haber una tendencia a pensar que sólo por tener la misma forma o similar éstas pueden servir para la misma función. Indagando sobre este tema y para no ser tan drástico con los cartones de huevos, he encontrado un artículo de una medición de absorción sobre este tema. Los resultados por tercios de octava son los siguientes si comparamos los coeficientes de absorción por bandas de octava, de una espuma absorbente de 50 mm. de espesor con una caja de huevo, podemos notar que las curvas son casi paralelas al menos hasta los 2000 Hz teniendo la espuma una diferencia promedio de +0,3 por sobre el cartón de huevos, lo que significa bastante diferencia en términos de absorción, (un 30%). El mejor rendimiento del cartón de huevos dentro de su curva es sobre los 630 Hz, es decir, frecuencias medias altas.
Parece entonces que el cartón de huevos podría dar algún leve resultado acústico en cuanto absorción, en un pequeño locutorio. Se lo recomiendo pues por su economía a todas las radios municipales de nuestro país en estos tiempos de penuria económica, ya que una conversación en condiciones normales es relativamente de bajo nivel, (60 dB aproximadamente), y está dentro del rango de frecuencias donde este material parece ser más útil.
Otras personas afirman que por su forma, los cartones de huevos pueden servir como difusor de sonido, la verdad es que no he encontrado datos que den respaldo técnico para asegurar esto. De este modo y a la luz de los datos expuestos, creo que los cartones de huevos sólo sirven para guardar huevos, así que la próxima vez que queráis aislar o acondicionar un recinto, pensad que este material por muy barato que sea es tiempo perdido, mejor consulten con algún ingeniero o técnico que sepa del tema, seguro que encontrará una forma económica, no tanto como los cartones de huevo, pero si más eficiente.