
«Que el gran barco de las relaciones entre China y Estados Unidos navegue con estabilidad.» La metáfora utilizada por el presidente chino, Xi Jinping, durante su encuentro el 30 de octubre con el presidente estadounidense, Donald Trump, en Busan, República de Corea, refleja perfectamente la responsabilidad, sinceridad y disposición de China para impulsar el desarrollo conjunto y construir un futuro compartido con el resto del mundo.
Relaciones que consolidan su fortaleza
Este encuentro puede considerarse uno de los momentos más destacados de la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) 2025. Considerado el mayor y más importante mecanismo de cooperación económica multilateral en la región Asia-Pacífico, la APEC agrupa a 21 economías, entre las que están incluidas China, Estados Unidos, Japón y la República de Corea. En conjunto, su peso económico se eleva más allá del 60 % del PIB mundial y sus intercambios de bienes y servicios suponen más de la mitad del comercio global. Con el lema «Construir un mañana sostenible: conectar, innovar, prosperar», en la cumbre este año se subraya que las interacciones sostenibles entre las grandes potencias ejercen un impacto significativo en el comercio y la economía mundial.
Según una reciente encuesta publicada por CGTN en colaboración con la Universidad Renmin de China, dirigida a internautas de 15 economías miembros de la APEC, el 84,6 % de los participantes considera que las economías de la región Asia-Pacífico deben mantener el multilateralismo y la globalización económica, y trabajar juntos para construir una economía abierta y un marco de cooperación regional. Asimismo, más de tres cuartos de los encuestados valoraron positivamente la destacada contribución de China al impulso del desarrollo sostenible dentro de la APEC. Entre las principales aportaciones reconocidas se destacan: «ofrecer experiencias de desarrollo como referencia para otras economías», «brindar amplias oportunidades de mercado» y «apoyar el sistema multilateral de comercio». Los encuestados perciben la firme apuesta por la cooperación de China, que será anfitriona de la cumbre APEC 2026.
Socios, no rivales
Para China y Estados Unidos, la cooperación basada en el beneficio mutuo es la mejor opción. Desde mayo de este año, bajo la guía del consenso alcanzado entre los jefes de Estado de ambos países, se han realizado cinco rondas de consultas económicas y comerciales. Durante la más reciente reunión celebrada en Kuala Lumpur, Malasia, ambas partes lograron consensos en diversos ámbitos, incluyendo aranceles, control de exportaciones, cooperación antidrogas, ampliación del comercio de productos agrícolas y gestión de casos específicos de empresas. Al mismo tiempo, los dos países han ratificado los resultados de las consultas económicas y comerciales de Madrid, y Estados Unidos expresó compromisos positivos en áreas como la inversión.
Los resultados obtenidos en Kuala Lumpur demuestran que, basándose en los principios de igualdad, respeto mutuo y reciprocidad, el diálogo y la cooperación pueden ofrecer vías efectivas para resolver los problemas.

La historia y la realidad del desarrollo de las relaciones chino-estadounidenses han demostrado repetidamente que la esencia de sus lazos económicos y comerciales es el beneficio mutuo. Desde el establecimiento de relaciones diplomáticas hace 46 años, los vínculos económicos y comerciales entre China y Estados Unidos no han dejado de intensificarse: el valor de los intercambios comerciales bilaterales pasó de menos de 2.500 millones de dólares en 1979 a casi 688.300 millones de dólares en 2024. Cuando la megafábrica de almacenamiento de energía de la compañía estadounidense Tesla en la ciudad china de Shanghai comenzó a operar oficialmente, lo hizo estableciendo un récord de velocidad de producción. Cuando, tras los acuerdos alcanzados en Ginebra, ambos países ajustaron sus medidas arancelarias, el transporte marítimo bilateral se volvió tan dinámico que no se encontraba un solo barco disponible. Multitud de episodios similares confirman que la cooperación beneficia a ambos, mientras que la confrontación perjudica a los dos. Fortalecer los intercambios y la cooperación sigue siendo la corriente principal de los lazos bilaterales, respondiendo a los intereses fundamentales de los pueblos y empresas de ambos países.
Tal como señaló Xi Jinping durante el encuentro en Busan, el desarrollo de China no es incompatible con el objetivo de Donald Trump de «Hacer a Estados Unidos grande de nuevo». Ambos países pueden impulsarse mutuamente y prosperar juntos. China y Estados Unidos deben ser socios y amigos, tal como lo enseña la historia y lo exige la realidad actual, y la diplomacia entre los jefes de Estado desempeña un papel insustituible en la orientación estratégica de las relaciones bilaterales. Así lo reiteró el presidente Xi: «Estoy dispuesto a seguir trabajando con el presidente Trump para sentar una base sólida en las relaciones entre China y Estados Unidos y crear un entorno favorable para el desarrollo de ambos países».
Un llamamiento que resuena más allá
Las guerras comerciales y arancelarias no tienen ganadores, mientras que las relaciones entre grandes potencias influyen profundamente en la situación internacional. Estados Unidos y China son las dos mayores economías del planeta, con un PIB conjunto que representa más del 40 % del total mundial. Por ello, una estrecha interacción económica y comercial es de vital importancia para el crecimiento estable de la economía global.
La directora general de la Organización Mundial del Comercio, Ngozi Okonjo-Iweala, afirmó recientemente en una entrevista : «Esperamos sinceramente que ambas partes se unan y logren desescalar la situación, porque cualquier tensión entre Estados Unidos y China, así como una posible desvinculación entre ambos, tendría implicaciones no solo para las dos economías más grandes del mundo, sino también para el resto del planeta».

En la recién concluida Cuarta Sesión Plenaria del XX Comité Central del Partido Comunista de China, se planteó la meta de «ampliar una apertura de alto nivel al exterior y crear un nuevo escenario de cooperación de beneficio mutuo». Esta es una vez más una clara señal de la firme confianza y determinación del país de seguir ampliando su apertura al mundo. Durante más de 70 años, los ciudadanos chinos han trabajado sin cesar, generación tras generación, sin intentar jamás desafiar a nadie ni reemplazar a nadie. El pueblo chino se ha concentrado en hacer bien su propio trabajo, en mejorar su propia vida continuamente y en compartir las oportunidades de desarrollo con todos los países del mundo. Esta es una de las claves del éxito de China. Como señalaba en Busan el presidente Xi, «en el mundo actual todavía existen muchos desafíos. China y Estados Unidos pueden asumir juntos responsabilidades como grandes países y trabajar de la mano para llevar a buen término más empresas grandiosas, concretas y buenas».
Durante el encuentro en Busan, el presidente Trump compartió igualmente su voluntad de colaborar con el país asiático, indicando que «China es el mayor socio de Estados Unidos y, juntos, ambos países pueden lograr grandes cosas en el mundo. En el futuro, la cooperación entre China y Estados Unidos alcanzará mayores logros. China organizará en 2026 la Reunión de Líderes Económicos del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, y Estados Unidos será sede de la cumbre del G20, y se espera con satisfacción que ambos eventos tengan éxito.»
En el vasto océano del desarrollo global, mantener la navegación estable del gran barco de las relaciones China-Estados Unidos no solo brinda a ambos países y a la economía mundial un sólido impulso de confianza, sino que también representa un compromiso responsable como grandes naciones de construir un futuro compartido con todo el planeta.  
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